lunes, 16 de enero de 2012

Sobre las dicotomías filosóficas en Hamlet. Bozhidar Veskov Filipov.

Hamlet es una de la mejores y más populares obras de Shakespeare. En ella se entrelazan multitud de temas y se plantean no pocas dicotomías filosóficas que atormentan al joven príncipe Hamlet a lo largo de toda la obra. Las divisiones que aparecen en la obra son diversas y entre ellas podemos señalar las plateadas entre la justicia y la venganza, la razón y la locura, la apariencia y la realidad, el bien y el mal, la vida y la muerte, esta ultima ligada a la famosa pregunta planteada por Hamlet en uno de sus monólogos “¿Ser o no ser?”.

Según T.S.Eliot, Hamlet es un personaje excesivo para la obra, es decir, que está en cierto sentido por encima de los hechos así como se le presentan. También cabe decir que Hamlet es un intelectual aislado del orden social y que precisamente por eso se detiene y reflexiona sobre sus futuros actos en lugar de llevarlos a cabo. Aquí es donde aparece la primera de las dualidades de la obra y probablemente la más importante, ya que se mantiene y condiciona el desarrollo del argumento, no dejando actuar a Hamlet. Esta cuestión no es otra que la contraposición entre justicia y venganza, sobre la cual el protagonista esta continuamente especulando, sin llegar a una resolución en concreto. Hamlet sabe, o parece saber, que lo que debe hacer es vengar la muerte de su padre pero no es capaz de llevar a cabo su venganza debido a sus continuas dudas sobre si su venganza justa o no.

En relación con su venganza también está su reflexión entre el bien y el mal. “Nada hay bueno ni malo si el pensamiento no lo hace tal” afirma Hamlet en una de sus reflexiones. De aquí se deduce que él es consciente de que es su propio pensamiento y sus continuas dudas lo que no le dejan actuar de la forma que el cree correcta. Sin embargo, no es capaz de dejar de cuestionarse los aspectos morales de la venganza.

La dicotomía entre razón y locura aparece al principio de la obra y se mantiene a lo largo de toda ella. Hamlet decide hacerse el loco ante los demás como un medio para poder efectuar su venganza más fácilmente. No obstante, hay momentos de la obra en los cuales el lector no puede estar seguro de si la locura del príncipe es real o sigue fingiendo. Podríamos decir que anteponer la locura a la razón es una clara declaración de demencia, con lo cual nos resulta todavía mas difícil determinar el estado psíquico del protagonista.

Estrechamente ligada a la anterior se encuentra en la obra la dualidad entre apariencia y realidad. Hamlet se presenta como un personaje totalmente contrario a la hipocresía y la critica cuando esta aparece en alguno de los otros personajes. A pesar de esto, él es el primero que aparenta estar demente cuando en realidad, según él, no lo está, es decir que critica algo que el mismo hace.

Y por ultimo, está su debate interior entre la vida y la muerte. “¿Ser o no ser?”, el príncipe se plantea esta cuestión mientras considera la opción del suicidio. El protagonista no sabe si seguir adelante u oponerse a todo y quitarse la vida. Según el joven Hamlet la muerte es como un sueño mientras que la vida plantea continuos problemas, pero no es capaz de decidirse entre ser o no ser pues el desconocimiento del más allá le aterra. También rechaza el suicidio, en parte, por sus valores morales.

Como conclusión, Hamlet es una obra en la cual se plantean, entre otras, estas dicotomías, que quedan sin una resolución clara. Hamlet no consigue decidir su postura respecto a las diferentes cuestiones y esto se ve reflejado en el desarrollo argumental, haciéndolo más lento, pero no por ello, menos interesante. Las reflexiones del joven príncipe sobre cuestiones tan elevadas dan, en mí opinión, un carácter intelectual a la obra haciendo que está pase de ser una simple tragedia a una obra maestra e intemporal del teatro. Esto es así, porque las dicotomías que se plantean ofrecen la posibilidad de reflexión al lector u espectador de la obra dado que la decisión entre una u otra postura respecto a las cuestiones planteadas es puramente subjetiva. Además son cuestiones intemporales que cualquiera puede, si no lo ha hecho ya, plantearse en algún momento de su vida, con lo cual prácticamente cualquiera puede identificarse en cierto sentido con Hamlet.

Bibliografía

- Eliot, T. S. 2004. El bosque sagrado. Ed. Cuadernos de Langre. Madrid.

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